Actualizado 25 de septiembre 2023
La semana pasada revisamos datos curiosos sobre animales, pero en esta semana es hora de volver a la salud y el cuerpo humano. Esta vez, revisaremos algunos datos relevantes sobre el riñón. El sistema urinario consiste en cuatro componentes: el riñón, los uréteres, la vejiga y la uretra. Este sistema se encarga de muchas tareas en el cuerpo, no creas que solamente hace pipí. El sistema renal se encarga de filtrar la sangre para limpiarla de deshechos. También trabaja para mantener la presión arterial en buen estado y se da a la tarea de salvar agua para que una persona no se deshidrate y la sangre se vuelva viscosa. Otra función es asegurarse de que la sangre tenga los iones correctos y en cantidad adecuada para que las células funcionen bien. Esos iones son lo que las bebidas deportivas te anuncian como electrolitos. Finalmente, el riñón rescata nutrientes para que no se desechen en la orina, porque no quieres perder tus proteínas en la pipí. Como verás, el riñón realiza muchas actividades dentro del cuerpo para asegurar su supervivencia y buen funcionamiento. Para celebrar a este órgano tan importante se creó el Día Mundial del Riñón, el cual se celebra el segundo jueves del mes de marzo. Insight, el laboratorio de enfermedades raras y genéticas de Nanolab, cuenta con estudios de análisis genéticos y el riñón no es un extraño a las enfermedades genéticas. Hay muchísimas enfermedades genéticas que afectan al riñón, por lo que hacer un repaso por todas es complicado para efectos de un blog. No obstante, vale la pena analizar algunas de ellas para que las conozcas y, porque además, son interesantes, ya verás.
Síndrome de Denys-Drash
El síndrome de Denys-Drash es una enfermedad increíblemente rara, por lo que diagnosticarla es muy difícil. Esta enfermedad comienza a afectar a la persona a los pocos meses de nacer. El síndrome de Denys-Drash puede aquejar tanto a hombres como mujeres, pero es más fácil de diagnosticar en niños porque presentan ambigüedad genital, lo que significa que sus genitales no se ven completamente masculinos ni femeninos, y esta condición proporciona una pista de que algo en los genes puede estar mal. Además, los niños con este síndrome tienen criptorquidia, que significa que los testículos no descendieron y se quedaron atorados en el abdomen. Las gónadas primordiales se encuentran en el abdomen, cerca del riñón, el cromosoma Y de los niños les indican a estas gónadas primordiales dos cosas: una, que deben volverse testículos, y dos, que deben bajar hasta el escroto; contrario a los ovarios que se quedan en el abdomen. Todo esto es causado por un gen llamado WT1.
Aunque hemos hablado de los genitales, esta enfermedad afecta al riñón de dos formas. La primera es que causa una patología llamada glomeruloesclerosis, que es cuando el glomérulo, que es un sistema de vasos sanguíneos, y células denominadas podocitos, se pierden y en su lugar queda una cicatriz. Al perderse estos dos, se atrofia el sistema de filtración del riñón y todo lo que va en la sangre se empieza a eliminar por la orina, sobre todo se desechan proteínas. En ese momento se habla de falla renal porque el riñón pierde su habilidad de filtrar la sangre. El siguiente problema es que WT1 protege contra un tipo de cáncer de riñón llamado tumor de Wilms, por lo que los niños afectados con este síndrome desarrollan casi siempre este tipo de cáncer.
Aquí puedes ver la glomeruloesclerosis o cicatriz glomerular. Observa que hay dos círculos, uno tiene blanco, ese es un glomérulo todavía funcional. El otro tiene unas capas de color rosa tenue rodeando una masa de color rosa fuerte, ese es un glomérulo cicatrizado, ya no sirve.
El diagnóstico es difícil y por lo general se hace con la historia clínica. Sin embargo, hay herramientas genéticas para su diagnóstico. Se puede secuenciar el gen WT1. Para ello, es posible realizar un panel de genes relacionados con el cáncer para buscar a WT1 alterado o hacer análisis de deleción/duplicación. Otra herramienta de diagnóstico genético es la secuenciación del exoma, donde el laboratorio "lee" todos los genes de la persona y encuentra los genes alterados y su tipo de alteración. Finalmente, el tratamiento por lo general incluye un trasplante renal, de modo que es imprescindible hacer pruebas de tipificación de HLA para encontrar al donador adecuado y que el nuevo riñón no sea atacado por el sistema inmune.
Síndrome de Alport
El síndrome de Alport es un síndrome mucho más común que el síndrome de Denys-Drash. Una en cada 50 000 personas tiene síndrome de Alport. Este síndrome está ligado al cromosoma X. Esto significa que el problema genético está en el cromosoma X. Al estar ligado a este cromosoma, el síndrome de Alport es mucho más frecuente en niños que en niñas. Esto ocurre porque los niños sólo tienen un cromosoma X, así que si ese cromosoma está mal, la enfermedad se presenta. En cambio, las niñas tienen dos cromosomas X, por lo que si uno falla le queda otro para protegerla.
Este síndrome afecta 3 partes del cuerpo: los riñones, los oídos, específicamente la cóclea, y los ojos. A primera vista estos órganos no comparten nada en general, pero molecularmente comparten una cosa: todos tienen colágeno tipo 4. El colágeno es la proteína más común de nuestro cuerpo y hay cerca de 20 tipos. En el síndrome de Alport hay un defecto en alguno de los siguientes genes: COL4A3, COL4A4 o COL4A5. Cuando falla el colágeno tipo 4, en la cóclea se pierde la audición. En los ojos causa anormalidades, por ejemplo, cataratas. En el riñón específicamente causa que una parte denominada membrana basal sea demasiado delgada. Esta membrana también ayuda a la filtración, es como una muralla. Al deteriorarse la membrana basal, por ser en extremo delgada, permite que todo se vaya a la orina y se pierda. Esto incluye a las proteínas y a la sangre. Con el tiempo el riñón cicatriza y deja de funcionar.
Aquí puedes observar al colágeno. Esta molécula hace trenzas muy resistentes y sirve como una muralla en el riñón para que tus nutrientes no se vayan por la orina.
El diagnóstico del síndrome de Alport se puede realizar con la historia clínica al ver que tanto el ojo, la cóclea y el riñón muestran una afectación. Es posible llevar a cabo biopsias renales para observar la membrana basal con un microscopio. Incluso, con la biopsia, se pueden usar técnicas de inmunohistoquímica para determinar si hay colágeno tipo 4 o no hay nada. Las pruebas genéticas para este síndrome son similares al síndrome anterior. Es factible secuenciar el exoma y ver todos los genes. Otra opción es secuenciar regiones específicas para solamente buscar a los genes COL4A3, COL4A4 o COL4A5. También es viable hacer análisis de deleción/duplicación. El tratamiento intenta prevenir que el riñón sufra daños. Se pueden prescribir unos medicamentos llamados bloqueadores de la enzima convertidora de angiotensina o bloqueadores de ACE, que previenen la pérdida de proteínas y mejoran la presión arterial. Un trasplante renal es curativo, puesto que el nuevo riñón tiene los genes COL4A3, COL4A4, COL4A5 correctos. Para un trasplante hay que realizar una prueba de tipificación del HLA con el propósito de encontrar un donador muy parecido al paciente para que el nuevo riñón no sea atacado por el sistema inmune.
Enfermedad del riñón poliquístico autosómica dominante y autosómica recesiva
Las enfermedades quísticas de riñón son muchas, ya que existen 8 grupos, pero aquí revisaremos la nefropatía (nefro es riñón y pato es enfermedad) poliquística autosómica, dominante y recesiva. La diferencia entre dominante y recesiva radica en determinar qué genes se afectan y a qué edad se presenta la enfermedad. También tiene relación en cómo funciona genéticamente la enfermedad. Todos tenemos dos copias del mismo gen, una copia materna y una paterna. En la enfermedad dominante basta con que una copia esté mal para tener la enfermedad. En la recesiva necesitas que ambas copias del gen estén incorrectas para tener la enfermedad. La dominante se presenta en la adultez, ya que comienza a afectar cuando la persona tiene entre 40 y 50 años. Por el contrario, la enfermedad renal poliquística autosómica recesiva se observa en niños poco después de nacer.
La enfermedad renal poliquística dominante ocurre cuando unas neoplasias empiezan a destruir todo el riñón. Las neoplasias no son cáncer, no te alteres por eso. Estas neoplasias son quistes y son benignos, pero al destruir el riñón te dejan con otro problema. La enfermedad renal poliquística dominante puede ocurrir por dos genes diferentes, PKD1 o PKD2. La falla de estos genes genera que las células de los túbulos renales, lugar donde se forma la orina, tengan un fallo en una parte que se llama cilio. Este cilio detecta cambios en el flujo de agua, pero, al estar dañado por una falla genética, manda señales erróneas de proliferación celular, que significa hacer más células. Este cilio enfermo también decide “secuestrar” agua. Finalmente, esto causa que empiecen a crecer quistes que van destruyendo al riñón. La nefropatía poliquística autosómica recesiva es similar, pero en este caso el gen malo es PKHD1. Este gen causa que unos complejos de fibrocistina, le indiquen a la célula que se divida y haga células hijas. Es por esta señal de división celular que se forman quistes. En ambos casos, ya sea la enfermedad dominante o recesiva, el riñón se llena de quistes, mismos que destruyen el ecosistema celular permitiendo que las proteínas y sangre se vayan por la orina. Finalmente, el riñón queda en falla renal.
En los síndromes poliquísticos, los quistes van destruyendo al riñón hasta dejarlo sin funcionar.
Este síndrome es más sencillo de diagnosticar porque es mucho más común y lo conocemos aún mejor. Para diagnosticar se utilizan pruebas de orina para observar si hay sangre o proteínas en ésta. Debido a que el riñón ayuda a mantener la presión arterial en sus niveles correctos, un riñón dañado no ayuda con la presión arterial, por lo que los pacientes tienen la presión arterial elevada. Ya que el riñón está lleno de quistes, éste es muy grande, así que se puede palpar una renomegalia, que es el término para un riñón agrandado. Al sospechar de esta enfermedad es factible realizar pruebas de imagen como un ultrasonido o una tomografía para buscar los quistes. Aunque existen formas de diagnosticar esta enfermedad sin necesidad de pruebas genéticas, sí que existe una prueba genética para esta enfermedad. Existe la posibilidad de secuenciar la región de los genes PKD1, PKD2 y PKHD1. Al igual que con las otras enfermedades que hemos revisado, el riñón recibe extenso daño, por lo que un trasplante es curativo. Recuerda que estos trasplantes requieren de una tipificación de HLA para que el donador tenga el HLA más similar al paciente y el trasplante no sea rechazado por el sistema inmune.
Síndrome de Liddle
El síndrome de Liddle es nuestra última parada por el día de hoy. Esta enfermedad, del mismo modo que la enfermedad renal poliquística, afecta a los túbulos del riñón, aunque no causa quistes y de todas es la menos grave porque no destruye al riñón. En su lugar, el síndrome de Liddle causa hipertensión constante. El síndrome de Liddle es una enfermedad autosómica dominante, que significa que basta que una copia del gen esté dañada para tener la enfermedad. Recuerda que de todos tus genes hay dos copias, una de mamá y otra de papá. Dado que es una enfermedad autosómica, puede afectar a niños y niñas de igual manera a diferencia de las dos primeras enfermedades que vimos. El síndrome de Liddle es raro, pero no tan extraño de ver. Se calcula que un 6% de la población mundial tiene la enfermedad.
El síndrome de Liddle ocurre cuando falla uno de los siguientes genes: SCNN1A, SCNN1B o SCNN1G. Cuando estos genes mutan, el riñón reabsorbe demasiado sodio. ¿Recuerdas que al principio te mencioné que el riñón controla los iones del cuerpo? Los iones del cuerpo son cloro, sodio y potasio. En el caso del síndrome de Liddle falla el control del sodio. En el riñón, en el túbulo colector, que es el sitio donde se recupera agua y algunos iones antes de hacer orina, hay un canal llamado ENaC. Este canal tiene el trabajo de reabsorber sodio, lo rescata de la orina. Si hay poco sodio en el cuerpo, las células producen canales ENaC para recuperar ese electrolito. En cambio, si hay mucho sodio en el cuerpo, ENaC es destruido por una proteína denominada Nedd. En el síndrome de Liddle, el canal ENaC se vuelve indestructible o hiperfuncional, dependiendo del gen afectado. Para el caso de los genes SCNN1B o SCNN1G, el canal se vuelve indestructible porque le falta un “pedacito”, que es de donde Nedd se agarra para destruirlo. Ahora bien, para el caso de SCNN1A el canal es destruible, pero cuando está funcionando es hiperfuncional. En lugar de tomar un poco de sodio, toma muchísimo. En cualquiera de los casos, al haber demasiado sodio en el cuerpo, el riñón decide guardar mucha más agua para balancear. Al retomar tanta agua, causa una condición llamada hipervolemia, donde hay tanta agua en los vasos sanguíneos que aumenta la presión arterial. El síndrome de Liddle causa hipertensión en personas muy jóvenes, desde los 11 años las personas afectadas pueden presentar hipertensión. La hipertensión en personas jóvenes y más en niños, es algo que siempre se debe de investigar porque habla de probables problemas genéticos o de ciertos tumores.
En el síndrome de Liddle el riñón toma mucha sal. La sal atrae agua a los vasos sanguíneos y aumenta la presión por tanto líquido.
El diagnóstico del síndrome de Liddle puede hacerse con historia familiar y análisis de laboratorio como biometría y análisis de hormonas. En la biometría se notan niveles altos de sodio y niveles bajos de potasio. El análisis de hormonas busca conocer los niveles de renina y aldosterona, dos hormonas que actúan en el riñón para aumentar la presión sanguínea. Puesto que la presión sanguínea siempre está alta por el exceso de sodio y agua, estas hormonas van a estar bajas. Aunque con base en estos análisis se puede hacer un diagnóstico, la herramienta que otorga un diagnóstico definitivo es genética. Existen estudios para secuenciar los genes SCNN1A, SCNN1B ySCNN1G para saber perfectamente si se tiene síndrome de Liddle o no. Estas pruebas genéticas también sirven para saber qué subtipo de la enfermedad presenta el paciente. El tratamiento del síndrome de Liddle es el más sencillo, ya que tenemos un fármaco que arregla el problema, la amilorida. La amilorida bloquea el canal ENaC y de esta forma ya no toma sodio, por lo que el riñón, a consecuencia de esto, toma menos agua, bajando así la presión arterial.
Referencias
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