Una cena con un buen vino, una fiesta con demasiada cerveza, unas vacaciones con cócteles de vivos colores y diversos sabores, o una boda con burbujeante champaña; el alcohol siempre parece estar alegrando el momento. No obstante, es una bebida que conlleva riesgos, ya que en exceso es nociva para la salud y hasta peligrosa para la vida. Beber con moderación no causa problema o al menos eso se cree. Las guías nutricionales americanas y la CDC (Centros para el Control y Prevención de Enfermedades, en inglés, Centers for Disease Control and Prevention) notan que consumir alcohol, incluso dentro de los valores recomendados, aumenta el riesgo de varios cánceres. Además, debes preguntarte si tú consumes lo recomendado. ¿Al menos conoces el valor recomendado? El valor recomendado es una bebida alcohólica para mujeres y dos para hombres en un día. Una bebida alcohólica es igual a 350 ml de cerveza o 150 ml de vino, o bien 45 ml de un licor fuerte. Lo siguiente es que no se vale guardar días, no puedes decir: no bebo 6 días y consumo 6 cervezas en una noche. El alcohol es toda una llave a un montón de enfermedades, es más la CDC recomienda ni siquiera comenzar a consumir bebidas alcohólicas. El Día Nacional contra el uso nocivo de Bebidas Alcohólicas se celebra el 15 de noviembre en nuestro país, el cual coincide con el Día Mundial sin Alcohol instaurado por la OMS (Organización Mundial de la Salud), mismo que a propuesta de la India en 2008 para concordar con el día del cumpleaños de Gandhi, es celebrado por muchos países el 2 de octubre. Para conmemorar estos días te presento 4 enfermedades bastante temibles asociadas al consumo del alcohol para que decidas cuidarte.
Antes de lanzarnos a las enfermedades, hay que saber un poco del alcohol y el cuerpo. El alcohol tiene un valor social e histórico, no se va a dejar de consumir ni desaparecerá, pero es bueno cuidarse. El alcohol se ha consumido a lo largo de la historia y es tan importante para el humano que se le han dedicado dioses, como Baco para los romanos, Dioniso para los griegos, o Mayahuel para los aztecas. Altamente consumido a lo largo de la historia, el cuerpo humano no se encuentra sin defensas contra este compuesto. El alcohol es tóxico para el organismo, es capaz de meterse a las células y causar un incremento de especies reactivas, moléculas altamente inestables que reaccionan con estructuras celulares y las dañan. Así mismo, el alcohol detiene la producción de energía o respiración celular. Imagínate que te sumergen en una piscina y no puedas respirar, eso le pasa a la célula. El alcohol no le gusta nada al cuerpo. Cuando llega alcohol, el hígado, que es el órgano encargado de detoxificar al cuerpo, abandona cualquier tarea que esté haciendo y se dedica sólo a deshacer el alcohol. Por eso no debes tomar y consumir medicamentos, porque el hígado deja de metabolizarlos por deshacerse del alcohol y terminas intoxicada por el medicamento. El cuerpo ha evolucionado un par de enzimas para controlar al alcohol y volverlo algo inocuo. Una se llama alcohol deshidrogenasa que transforma el alcohol en acetaldehído, que para mala suerte del cuerpo es más tóxico que el alcohol. La segunda se llama acetaldehído deshidrogenasa que convierte el aldehído en acetato, un compuesto utilizable para otras tareas celulares. Un dato curioso es que muchas poblaciones del sur de Asia carecen de acetaldehído deshidrogenasa, por lo que el alcohol les cae fatal. El alcohol y el acetaldehído, mientras están en el cuerpo, hacen de las suyas y pueden causar varias enfermedades.
Al hígado no le gusta nada el alcohol. Es bastante tóxico.
Síndrome de Mallory Weiss
Empecemos con una enfermedad que seguro desconoces, a menos que hayas estado en una clase de sistema digestivo o patología. En esta enfermedad, el esófago, el órgano que conecta boca y estómago, se desgarra. El esófago y todo el tubo digestivo tienen varias capas, no son unos órganos blandengues. Tienen una capa mucosa, submucosa, muscular interna, muscular externa y serosa. Los desgarros de Mallory Weiss se dan a lo largo de la mucosa y llegan hasta la submucosa. Que sólo lastimen dos capas, no es motivo de suspirar aliviada. En la submucosa están los vasos sanguíneos del esófago, así que el desgarro causa un sangrado que no para. Un desgarro pequeño se curará por sí solo, pero uno grande puede causar una verdadera hemorragia y poner en peligro la vida. Estos desgarros son causados por elevación de la presión intraabdominal. ¿Qué causa que se eleve la presión del abdomen? El vómito. Vomitar es la razón de los desgarros. La mayoría de los desgarros de Mallory Weiss se observan en personas que consumen alcohol, y por tanto, es una constante el vómito excesivo. Además de la posibilidad de perder sangre, el síndrome de Mallory Weiss aumenta la probabilidad de otra enfermedad llamada síndrome de Boerhaave, donde el esófago, en una vomitada, ya no aguanta, y ahora si se abre todo. Cuando el esófago se rompe, los contenidos gástricos se salen y todo el ácido destroza al pulmón. Así que si vomitas y empiezas a sentir dolor en el pecho o cuello, corre a urgencias porque tal vez hayas roto tu esófago y estés desintegrando tu pulmón.
La elevación de la presión intraabdominal puede romper el esófago.
Pancreatitis
Una enfermedad clásica del alcohol, 80% de las pancreatitis agudas son su culpa. La pancreatitis se siente como la muerte y no está lejana. Al final, una pancreatitis es igual a autodigerirse. La digestión es un proceso complejo. Puede que pienses que la digestión es cosa del estómago, pero estás equivocada. La digestión se logra a través de enzimas y ácido gástrico. Lo que comemos no va en estado molecular, es bastante grande. Todo debe volverse a su estado más pequeño. La digestión comienza en la boca, ya que tiene enzimas para digerir y destruir azúcares y grasas. El estómago logra destruir proteínas y grasas. Sin embargo, el verdadero órgano digestivo es el páncreas. El páncreas tiene amilasa que digiere azúcares, lipasa que se encarga de las grasas, tripsina para romper proteínas e incluso ADNasa y ARNasa para romper material genético. El páncreas manda todas esas enzimas al intestino delgado para digerir los alimentos a través de un orificio llamado ámpula de Váter, la cual es controlada por un esfínter (músculo en forma de anillo que relaja o ajusta para abrir o cerrar un conducto o una abertura del cuerpo) llamado Oddi. Cuando se toma alcohol, el esfínter de Oddi se contrae, se pone duro. En una de esas contracciones es posible que cierre la ámpula de Váter y las enzimas pancreáticas se atoren en el páncreas y esto es temible. Las enzimas pancreáticas empiezan a digerir al propio páncreas. La lipasa destruye la grasa y causa necrosis grasa y la tripsina destruye a las células de este órgano causando necrosis. En el proceso también es posible que se digieran los vasos sanguíneos y empiece a sangrar, esto es llamado necrosis hemorrágica, donde se destruye al órgano. Este cuadro es de muy mal pronóstico. En el hospital te darán cuando más un medicamento para el dolor, porque el tratamiento es reposo y restricción alimentaria total.
Síndrome de Wernicke Korsakoff
Similar al Alzheimer, el síndrome de Wernicke Korsakoff es una demencia. Sin embargo, esta enfermedad puedes causártela tu sola, no necesitas de genética para tenerla, sólo consumo excesivo y crónico de alcohol. En esta enfermedad, el alcohol daña al cerebro, y ese órgano no es de los que se recupera con facilidad. En realidad, si te ocurre este síndrome puedes mejorar, pero no curarte, y es posible que necesites ayuda para mejorar porque vas a estar algo perdida. En el síndrome de Wernicke Korsakoff el cerebro se atrofia (se vuelve más pequeño) y se dañan el hipotálamo, el lóbulo temporal, el tálamo y el mesencéfalo, todas partes del cerebro. El hipotálamo y lóbulo temporal son dos secciones del cerebro encargadas de la memoria y sin ellas la persona tiene amnesia. El hipotálamo es necesario para formar nuevas memorias y si se daña, no se logran formar. El daño al lóbulo temporal, causa que las memorias ya hechas se pierdan, porque se pierde el área de almacenamiento de memorias. El tálamo es un punto de retransmisión. Le pasa información del movimiento y sentidos a la corteza cerebral. Su daño genera ataxia, pérdida del balance y coordinación y fallas en los sentidos. Finalmente, el daño al tallo cerebral se da en los “cables” de los ojos, se dañan los nervios oculomotores, que son los nervios que permiten que los ojos se puedan mover. Sin ellos, los ojos quedan paralizados.
El alcohol suele tener la culpa de esta enfermedad, pero no directamente. Esta patología es causada por deficiencia de una vitamina llamada tiamina o B1. Este compuesto ayuda a que las células puedan usar las azúcares que comemos y volverlas energía. La comida favorita de las neuronas, las células del cerebro, es el azúcar y sin tiamina quedan malnutridas. El problema con la tiamina y el alcohol, es que las bebidas alcohólicas dañan al intestino. El intestino es necesario para meter nutrientes al cuerpo. Por alguna razón, la proteína encargada de meter la vitamina B1 al cuerpo deja de producirse con la presencia de alcohol. Esto causa que la tiamina no ingrese al cuerpo.
El síndrome de Wernicke Korsakoff es similar al Alzheimer y es causado por el alcohol.
Síndrome de alcohol fetal
El alcohol puede afectar no sólo tu salud sino la de tu bebé. El alcohol es teratogénico, causa malformaciones en los fetos. Este compuesto no sólo causa malformaciones sino que es lo suficientemente tóxico para las células del bebé, como para matarlas. El síndrome de alcohol fetal tiene ciertas características. Los bebés que nacen con este síndrome presentan una cara particular, con ojos pequeños, cabeza con tamaño reducido, llamada microcefalia, el puente de la nariz bajo o aplastado, el labio superior muy delgado y sin arco de Cupido, que si te preguntas, es la hendidura que se forma en la unión de los labios superiores, lo que les da forma de m. Así mismo, este síndrome causa muchos problemas neuronales, del comportamiento, aprendizaje y los sentidos, porque el alcohol es bastante tóxico para las neuronas en formación.
El alcohol es extremadamente tóxico para los fetos porque no lo pueden metabolizar. Las enzimas que metabolizan, se encuentran en el hígado y tardan en madurar, por eso a los niños pequeños se les dan dosis menores de medicamento y no pueden consumir alcohol. La segunda parte de esta triste historia, es que el alcohol es extremadamente tóxico para las neuronas en formación. Formar un nuevo cerebro y todos sus “cables'' es complejo y el alcohol hace que sea imposible. El alcohol detiene la formación de neuronas y también su migración. Para que una neurona sobreviva no sólo se tiene que formar sino que debe llegar a su lugar de destino. Si se queda estática deja de recibir moléculas de supervivencia y muere. Las neuronas no trabajan solas, necesitan conectarse entre ellas, pero el alcohol no les permite comunicarse. Las bebidas alcohólicas frenan la diferenciación celular. La diferenciación es la forma en la que una célula madre se vuelve adulta y específica. Las neuronas en los bebés con este síndrome no logran diferenciarse del todo y nunca llegan a ser adultas. Finalmente, el alcohol, como ya habíamos mencionado, es tóxico para las células y acelera su muerte. Así que, neuronas que si sobreviven se enfrentan a toxicidad. El resultado es un cerebro y sistema nervioso muy dañado, que a la larga dará muchos problemas en la vida del pequeño.
Altamente nocivo para la salud de un futuro bebé, el alcohol daña al sistema nervioso y causa un síndrome incurable.
Referencias
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