La semana pasada, el 1 de agosto, se celebró el Día Mundial del Cáncer de Pulmón. Sin embargo, estábamos ocupados con los virus de la hepatitis. Aun así, vale la pena explorar este tema. El cáncer de pulmón es el segundo tipo de cáncer más común en el mundo, sólo es vencido por el cáncer de mama. En México, es el séptimo cáncer con mayor prevalencia, pero que esta cifra no te engañe, es el cáncer más mortal en México, según la Secretaría de Salud. Se calcula que cada año mueren 8 mil mexicanos por este padecimiento, pero la realidad es que México no es el mejor país en estadísticas de salud. Por ejemplo, en Estados Unidos, por año mueren más de 130 mil personas. A nivel mundial, este cáncer causa la muerte de 1.7 millones. La peor noticia es que este mal va en aumento; para el 2030 ocasionará la muerte de 2.7 millones de personas por año. Tal vez lo más irritante de estas cifras, es que se trata de uno de los cánceres más prevenibles, ya que el 85% de los casos están relacionados con uno de los peores hábitos que se pueden tener, con el hábito de fumar.
Lo mejor es nunca comenzar y tomar el hábito de fumar, así las sustancias nocivas del cigarrillo no tocan tus pulmones y bronquios. En segundo lugar, no te puedes volver adicto a lo que tu cuerpo no conoce. Fumar es increíblemente adictivo, ya escribimos alguna vez sobre el tema, pero una recapitulación rápida siempre es buena. Un sólo cigarrillo contiene alrededor de 7000 sustancias diferentes, una de ellas, y la causa de adicción, es la nicotina. La nicotina, al llegar al pulmón, pasa rápidamente al torrente sanguíneo. En la sangre, la nicotina viaja hasta llegar a la barrera hematoencefálica. Esta barrera natural protege al cerebro de muchas sustancias, lo aísla de la sangre y de lo que viaja en ella. Sin embargo, la nicotina es escurridiza y tiene la capacidad de pasar a través de esta barrera. En el cerebro, la nicotina puede unirse a los receptores nicotínicos, que en realidad, están hechos para captar a otra molécula llamada acetilcolina, la cual es un neurotransmisor. Los neurotransmisores son las moléculas que usan las neuronas (las células que forman al cerebro y sistema nervioso) para comunicarse entre ellas. De manera nada natural, la nicotina se une a los receptores nicotínicos y éstos generan una respuesta en las neuronas que es liberar a otro neurotransmisor llamado dopamina. La dopamina se conoce como el neurotransmisor del placer y la recompensa. Aunado a la dopamina, las neuronas con receptores nicotínicos se encuentran en el sistema mesolímbico, que es el sistema cerebral que nos pone metas, nos causa placer, nos da motivación y genera deseo. La dopamina, junto con la activación continua del sistema mesolímbico, causa placer y deseo por fumar, a partir de ahí se consolida la adicción al cigarrillo.
La dopamina y nicotina son la causa de la adicción al cigarro.
Fumar es toda una caja de pandora, ya que abre la puerta a una gran cantidad de enfermedades. Entre esas 7000 sustancias que vienen en el cigarrillo, hay varias que te aseguro que no quieres consumir. Es más, si las conoces, tal vez, hasta te produzcan un poco de asco o pánico. Hay tantas que no se pueden enumerar y algunas ni siquiera las reconocerías, pero aquí hay algunas que seguro reconoces:
Acetona, usada para disolver plásticos y pintura.
Tolueno, usado para diluir pinturas, esmaltes y pegamentos.
Acetamida, usada para hacer explosivos.
Arsénico, rankeado como el número uno de las sustancias peligrosas para la salud.
Cianuro, una sustancia capaz de evitar la respiración celular.
Mercurio
Plomo, que dejó de usarse en muchas cosas como la pintura, por causar daños al cerebro.
Estas son sustancias que no quieres en tu cuerpo, hay muchas más, pero estas son bastante reconocibles. Con tanta sustancia tóxica no es sorpresa que fumar cause cáncer.
De las siete mil sustancias que se introducen al cuerpo en una fumada, alrededor de 70 son cancerígenas. La historia de cáncer de pulmón comienza con intoxicación e irritación. Ya dijimos que fumar introduce una gran variedad de sustancias al cuerpo, sustancias que no deberían estar del todo en el pulmón. Estas sustancias causan irritación y oxidación celular. Hay que decir que las células no son chillonas, están adaptadas para poder combatir la oxidación y la irritación a través de enzimas que las curan y protegen. Sin embargo, los recursos son finitos, si metes diez sustancias tóxicas y la célula sólo puede limpiar nueve, empiezas a tener un problema. Fumar constantemente reduce las enzimas protectoras de la célula. Dado que la célula no puede eliminar todos los tóxicos, algunas sustancias se quedan en la célula y causan algo llamado aducto de ADN.
Aducto de ADN suena complejo, pero lo único que significa es que una sustancia cancerígena se pega al ADN. Eso por sí solo no causa el desarrollo de un cáncer, pero sí el comienzo. La naturaleza es sabia y no se deja vencer fácilmente, las células también tienen mecanismos de reparación del ADN y pueden ir arreglando el que se daña. Sin embargo, reparar algo tan complejo no es sencillo y puede ocurrir que la célula nunca repare el ADN dañado. ¿Recuerdas qué te dije de la irritación? Resulta que demasiada irritación e inflamación causan que la célula cometa muchos más errores en lo que se conoce como replicación, que es el proceso de copiar el ADN. Muchos errores y químicos pegados al ADN causan que en una de esas replicaciones, éste se copie mal. El ADN mal copiado es igual a una mutación. Hay varios tipos de mutación y no toda mutación es mala, algunas no causan problemas, pero si la mutación cae en un gen supresor de tumores o en un oncogén, hay un verdadero problema.
El daño al ADN es, hasta cierto punto, reparable. Sin embargo, el daño excesivo activa o inactiva genes fundamentales para el control de las células.
Un oncogén empieza siendo un protooncogén y su trabajo normal es ayudar en la replicación celular. La replicación celular es la forma en la que la célula se duplica y crea una nueva generación de células. Cuando un protooncogén se sale de control y muta, se vuelve un oncogén y causa que la célula se replique sin control. Por otro lado, un gen supresor de tumores, es un gen que ayuda a la replicación celular, viendo que en éstano se cometen errores. Una mutación en cualquiera de estos tipos de genes, causa que la célula afectada empiece a hacer muchas copias de sí misma, todas con la mutación, por lo que pronto se forma una masa de células mutadas. En el cáncer de pulmón, los genes más comunes que se dañan son KRAS, RB y TP53. KRAS es un protooncogén que forma una proteína que al activarse le dice a la célula que se replique. Por otro lado, RB y TP53 son genes supresores de tumores que vigilan que el ADN y la replicación se encuentren bien. La falla de cualquiera de estos tres genes causa que la célula se replique sin control.
Existen varios tipos de cáncer de pulmón, el más común asociado a los fumadores se llama carcinoma de células pequeñas. En este cáncer mutan los genes TP53 y RB. Las células se vuelven pequeñas y su núcleo (donde se guarda el ADN de la célula) se ve dañado. Es un cáncer muy agresivo, ya que tiene mucha metástasis. El tumor crece tan rápido que el cuerpo no tiene tiempo de hacer nuevos vasos sanguíneos para alimentarlo, por lo que parte del tumor se necrosa.
Los protooncogenes y los genes supresores de tumores participan en la división celular y se aseguran de que la célula se divida correctamente. Cuando fallan la célula se divide sin control y no para.
El carcinoma epidermoide es otro tipo de cáncer que ocurre en fumadores. En este cáncer también se pierde TP53 y RB. Antes de volverse un cáncer, el carcinoma epidermoide es una metaplasia. Una metaplasia es un cambio reversible donde una célula cambia por otra. Con el humo de cigarrillo, el pulmón decide protegerse con células de protección. Para lograr su cometido, el pulmón cambia sus células por células escamosas, que son las que tenemos en la piel, soportan muchos daños y protegen muy bien. Sin embargo, el pulmón está hecho para respirar, no para ser piel. La metaplasia es reversible, si se deja de fumar, el pulmón decide abandonar su metaplasia y regresar a la normalidad, pero si no se para, esa metaplasia se vuelve un carcinoma epidermoide. En este cáncer, el pulmón decide intentar volverse piel y fracasa. Crea una masa de células cancerígenas e invasivas. Este cáncer se caracteriza por hacer algo llamado perlas de queratina; suena bonito, pero es cuando células cancerígenas hacen bolas de una proteína de la piel llamada queratina, la proteína que vuelve a la piel resistente.
Finalmente, existe el adenocarcinoma, que es el cáncer de pulmón más común en fumadores y no fumadores. En este tipo de cáncer, se activan oncogenes, el más común, y que ya discutimos, es KRAS. El adenocarcinoma suele ser mucinoso, lo que significa que las células cancerígenas se vuelven células secretoras de moco, por lo que hay mucho moco en el cáncer. La versión mucinosa se considera de mal pronóstico por tener más facilidad de causar metástasis. Sin embargo, existe una versión llamada microinvasiva que es de mejor pronóstico e incluso una versión que no hace moco. No obstante, la versión mucinosa suele estar asociada a KRAS y dado que la falla de KRAS es lo más común, la versión mucinosa es la predominante.
Fumar es muy dañino para los pulmones, no sólo puede causar cáncer, sino que puede ser la entrada a muchas otras enfermedades respiratorias.
Fumar puede ser muy adictivo, pero recuerda que es increíblemente nocivo para las células de tu pulmón. No es tu culpa que fumar sea adictivo y no lo puedas dejar fácilmente, después de todo la nicotina causa cambios en el cerebro y da placer. Sin embargo, es recomendable que dejes de fumar, si es necesario busca ayuda de tu médico, porque como revisamos hoy, fumar es introducir una gran gama de sustancias al pulmón y cuerpo. Los daños que causa el humo del tabaco ocasionan que las células no puedan reparar su ADN y eso lleva a mutaciones causantes de cáncer. Hay diferentes tipos de cáncer dependiendo de qué hacen las células y qué genes se activan o se pierden, pero ten por seguro que ninguno es bueno y es mejor ahorrarse el cáncer de pulmón.
Referencias
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