Actualizado 29 de mayo 2023
“La lactancia materna salva vidas”, es el eslogan empleado tanto por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) como por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Ambas organizaciones tratan de promover la lactancia materna y por una buena razón. Se ha demostrado que la lactancia materna es de los procesos más importantes en el desarrollo de los niños y bebés, ya que tiene efectos en la salud inmediata e incluso en la salud durante la adultez. Este proceso biológico influye en el desarrollo cognitivo, tiene efectos en el desarrollo emocional y además beneficia la salud de la madre. No sólo se han encontrado efectos positivos en la salud, también afecta en lo económico y social. Es tan importante, que en 1990 se firmó la Declaración de Innocenti para la promoción, el apoyo y la protección de la lactancia materna. Ahora, para conmemorar este evento, cada periodo del 1 al 7 de agosto se celebra la semana de la lactancia materna. Por ello, analicemos algunas de las ventajas que tiene la lactancia materna en la vida de los bebés y en nuestra vida como madres.
Al nacer, una de las actividades más importantes que debe realizar un bebé es ser amamantado, esto es necesario que sea promovido tanto por el equipo médico como por la madre. La OMS recomienda que la primera amamantada sea en la primera hora de vida, ya que es en esos momentos cuando el cuerpo de la madre genera la primera leche, la cual se llama calostro. Esta leche tiene muchos beneficios, al estar llena de inmunoglobulinas o, en otras palabras, anticuerpos. Los anticuerpos son proteínas que nos protegen de los microbios. Por cada microbio que conocemos en la vida, se crea una proteína única para combatirlo. Por supuesto, al nacer, un bebé no ha conocido ninguna bacteria o virus, pero la mamá sí. Al tomar el calostro, el bebé recibe su primera inmunización y sin la necesidad de una vacuna. Las inmunoglobulinas del calostro cubren al sistema gastrointestinal, lo que confiere protección contra infecciones y enfermedades diarreicas, las cuales son la enfermedad más común en la población pediátrica. Así mismo, la primera amamantada es importante en el desarrollo psicoafectivo, ya que inicia el proceso y fortalecimiento del vínculo entre madre y bebé y aumenta la tasa de éxito en la lactancia materna, la cual, según la OMS, debe durar como mínimo seis meses.
Los especialistas en salud, la OMS y Unicef, recomiendan que durante los primeros seis meses de vida, el bebé solamente reciba su alimentación a través de la lactancia materna, incluso recomiendan que no beba agua, es mejor sólo dar leche materna. La OMS dicta que la leche materna otorga todos los nutrientes y energía necesarios en los primeros seis meses de vida, así como también tiene la capacidad de dar la mitad de los nutrientes y energía en bebés mayores de seis meses. Siguiendo estas recomendaciones, la Sociedad Pediátrica Americana (AAP por sus siglas en inglés) recomienda que no se quite la leche materna de la dieta en el primer año de vida. La leche materna es uno de los alimentos más complejos que existen, la Dra. Pat Hoddinott, una experta en cuidado postnatal, pone en su artículo: “La diferencia entre la fórmula y la leche materna es que la fórmula sólo es un alimento, mientras que la leche materna es un fluido nutricional vivo que contiene anticuerpos, enzimas y hormonas, todas con efectos que benefician la salud”. Por lo tanto, la leche materna beneficiará a nuestro bebé a corto y largo plazo.
¿Qué tiene la leche materna que la vuelve un alimento tan nutritivo para nuestro bebé? Bueno, la leche materna, como ya dijo Hoddinott, es un líquido que tiene muchos compuestos esenciales para el bebé, pero vale la pena ver el contenido con un poco más de profundidad. Uno de sus componentes son anticuerpos, de los que ya conversamos, éstos ayudan a combatir enfermedades infecciosas. La leche materna también contiene dos bacterias buenas llamadas Bifidobacteria y Lactobacilli, las cuales ayudan a evitar que bacterias malas entren al cuerpo. Puede sonar un poco confuso, pero te explico. Estas bacterias buenas tapizan el sistema digestivo. Cuando una bacteria mala entra, no tendrá de dónde agarrarse para poder infectar el cuerpo porque todo el lugar está ganado por las bacterias buenas. Estas bacterias buenas también ayudan en la nutrición, ya que sintetizan vitamina B12, B6, folato y vitamina K. Las primeras tres son necesarias para formar nuevas células y son muy relevantes para evitar la anemia, una enfermedad de la sangre; la vitamina K, por su lado, es necesaria para coagular la sangre y evitar sangrados. La leche materna también es la mejor fuente de hierro, que es imprescindible para la formación de los glóbulos rojos, las células que cargan oxígeno por el cuerpo. Si lees el empaque de la fórmula, notarás que parece tener más hierro, esto sucede porque tiene mala biodisponibilidad, lo que significa que no se absorbe bien en el intestino, por lo que el cuerpo no lo puede utilizar. La leche materna, incluso, tiene hormonas que ayudan al cuerpo a construirse y regularse. Por ejemplo, tiene eritropoyetina, una hormona necesaria para hacer células sanguíneas. Por último, la leche materna contiene factores de crecimiento, moléculas que influyen en el crecimiento celular del bebé. Sin duda, la leche materna tiene un gran número de componentes que ayudan en la protección y el desarrollo del bebé, demasiados para nombrarlos a todos.
La leche materna logra proteger y mejorar la salud. Veamos algunas de las enfermedades de las cuales se protege un bebé a través de la leche materna. Los niños que toman leche materna tienen menos riesgo de infecciones gastrointestinales y respiratorias gracias a los anticuerpos. También reducen el riesgo de cáncer, en específico de leucemias, que es un cáncer de la sangre. Cabe recalcar que la leucemia es el cáncer más común en niños. De la misma manera, los niños que tomaron leche materna tienen menos riesgo de enfermedades alérgicas y asma, que son enfermedades inmunológicas. Finalmente, la leche materna tiene efectos que se extienden hasta la adultez. Se ha encontrado que los bebés que toman leche materna tienen efectos positivos cuando son adultos, ya que presentan mejor presión sanguínea, menos colesterol, un menor riesgo de sufrir obesidad e, incluso, un riesgo disminuido de padecer diabetes, una de las enfermedades que más vidas cobra. Así que la leche materna es toda una herramienta para prevenir enfermedades en los bebés, pero el beneficio se extiende a la salud de los hijos cuando éstos ya son mayores.
La leche materna también influencia el desarrollo del cerebro del bebé. Por un lado, está lleno de nutrientes que, evidentemente, ayudan al desarrollo del cerebro, especialmente gracias a la vitamina B12 y folato. El folato ayuda a crear nuevas células y el cerebro del bebé está en un momento de hacer nuevas neuronas, así que es sumamente necesario. La vitamina B12 es indispensable para crear mielina, una grasa especial de las neuronas que ayuda a que éstas transmitan información más rápido. También se ha visto que las madres que dan de amamantar, pasan más tiempo con su bebé y esto ayuda en el desarrollo cognitivo y afectivo. La leche materna contiene oxitocina, una hormona que ayuda a mejorar la conducta prosocial. Esto ayudará al bebé con su entorno y a modular sus respuestas sociales con otras personas, es más, se ha observado que amamantar reduce las conductas antisociales mejorando el comportamiento hacia las demás personas. Finalmente, el haber amamantado se correlaciona con mejor memoria, habilidad matemática y un IQ más alto. Todo esto conlleva a un mejor rendimiento escolar.
Finalmente, es necesario mencionar que amamantar no sólo tiene beneficios en los bebés, sino que trae consigo efectos positivos para las madres. El principal efecto protector que tiene el amamantar es que reduce el cáncer de mama. Un estudio encontró que por cada año que se amamanta, el riesgo de cáncer de mama se reduce en un 4.3%, mientras que otro estudio encontró que amamantar 12 meses, se traduce en una reducción del 28% en el riesgo de padecer esta enfermedad. Amamantar también se asocia con un menor riesgo de cáncer de ovario, aunque el decremento del riesgo podría ser a causa del embarazo y no por amamantar, falta realizar más investigación. Otra enfermedad que disminuye por amamantar es la diabetes tipo 2. Para concluir, se ha visto que las madres que amamantan liberan más oxitocina, por lo que sienten menos estrés en el día a día. Amamantar es bueno no sólo para el bebé sino para ti, como madre, ya que reduces riesgos de algunas enfermedades, además de que generas un mayor lazo afectivo con tu bebé.
Referencias
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