Nanolab es una empresa dedicada a los diagnósticos genéticos y nos apasiona la ciencia. En conmemoración del Día Mundial de la Medusa, te invitamos a descubrir 30 datos curiosos sobre estas fascinantes criaturas. ¡No dejes que te arruinen un día de playa! Mejor sorpréndete con las maravillas que esconden estos espectrales animales marinos.
Los primeros animales en existir fueron las esponjas de mar. Poco después, aparecieron en nuestro mundo las cnidarias o medusas verdaderas, anémonas y corales.
A diferencia de los corales y las anémonas, las medusas pueden moverse libremente por el agua. Existe una hipótesis que sugiere que hubo un tiempo en el que los corales y las anémonas también tenían sistemas de propulsión y nadaban por los arcaicos mares de la Tierra.
Las medusas fueron los primeros animales en desarrollar un sistema nervioso y la capacidad de sentir, ya que las esponjas de mar carecen de ambos.
Aunque las medusas carecen de cerebro, su sistema nervioso, compuesto por alrededor de mil neuronas, es capaz de aprender. Se ha observado que pueden aprender de sus errores y evaluar situaciones. Un equipo de investigadores de Dinamarca descubrió que las medusas cubozoos (avispas del mar) evalúan diariamente su zona de caza cercana a la costa. Si no se adentran lo suficiente, no se alimentan; pero si van demasiado lejos, encallan. Los científicos observaron que las medusas no cometían los mismos errores.
Una de las mayores ventajas evolutivas de cualquier animal es la capacidad de aprender, ya que les permite modificar comportamientos y adaptarse a diferentes entornos. Antes se creía que el simple sistema nervioso de las medusas no les permitía hacerlo, pero los nuevos descubrimientos sugieren que el aprendizaje ya estaba presente en los animales arcaicos. Esto cambia nuestra perspectiva sobre la evolución del sistema nervioso.
El sistema nervioso de las medusas, aunque simple, es increíblemente avanzado.
Todas las medusas son capaces de picar, aunque no todas causan daño. Sus tentáculos contienen una célula llamada nematocisto, que está especializada en secretar veneno.
Los nematocistos son células fascinantes; cuentan con un microvello que detecta el movimiento. Al activarse, la célula libera un arpón que sale disparado hacia su víctima, se entierra en su piel y le inyecta veneno.
Los nematocistos son de las estructuras más rápidas del mundo, siendo el proceso celular más veloz que se conoce. Se disparan en tan solo 0.03 segundos, ¡más rápido que una bala!
Aunque todas las medusas poseen nematocistos y, por ende, pueden picar. Sin embargo, no todas tienen el tamaño suficiente para penetrar nuestra piel y dañarnos.
Incluso si una medusa está muerta, sus nematocistos siguen funcionando y pueden picar, aunque son menos eficientes. ¡Así que, aunque parezca inofensiva, nunca toques los tentáculos de una medusa!
El nematocisto cuenta con un vello, llamado cnidocilio, que al detectar movimiento libera un arpón que se clava en la piel e inyecta veneno.
Un piquete de medusa va desde molesto hasta mortal. Sin embargo, todos tienen el mismo tratamiento: remover el tentáculo con agua salada, aplicar vinagre y poner hielo, ya que estos desactivan los nematocistos. No sirve orinar sobre una picadura.
Nunca vendas un piquete, no los masajees ni lo laves con agua dulce, ya que eso continuará activando los nematocistos y tú o a la persona que intentes ayudar seguirán siendo picados.
La especie de medusa más peligrosa es la avispa del mar australiana. A diferencia de la mayoría de las medusas que simplemente flota, la avispa de mar australiana es capaz de ver, ya que es de las pocas medusas con ojos, y puede nadar a 4 nudos o 7 kilómetros por hora. Su veneno es extremadamente potente, y la NOAA (National Ocean Service of America) la clasifica como el animal más venenoso del mundo.
Otra medusa que puede causar problemas y llegar a ser peligrosa es la carabela portuguesa, caracterizada por largos tentáculos y cuerpo azul/violeta. Es más probable que te encuentres a esta medusa, ya que habita en todos los océanos tropicales y subtropicales. También la puedes llegar a encontrar en mares templados de Canadá y Gran Bretaña. Su mayor secreto es que no es una medusa verdadera, sino una colonia de muchos animales.
La carabela portuguesa es un sifonóforo, una colonia formada por varios animales diminutos. Cada uno de ellos se especializa en un área específica para que la colonia funcione. Algunos se encargan de la propulsión, otros de la digestión y otros de la producción de veneno. El animal individual se llama zooide.
Aunque parece medusa, la carabela portuguesa es una colonia de muchos animales unidos, llamados zooides.
Cassiopea, o la medusa invertida, es otra especie sorprendente. Para nosotros, resulta graciosa porque nada con los tentáculos hacia arriba. Sin embargo, tiene una buena razón para ello: en su interior vive un alga llamada dinoflagelado, que realiza fotosíntesis. Gracias a esta simbiosis, la medusa obtiene energía tanto de sus alimentos como de la luz solar. A cambio, el alga recibe protección y material inorgánico para trabajar.
La medusa invertida tiene otra cualidad: de todos los animales sin cerebro, es el único que puede dormir. Durante la noche, su pulso disminuye y tarda más en responder a estímulos. También se ha visto que puede sufrir depravación del sueño, lo que la vuelve más lenta e incapaz de adaptarse a su entorno.
Muchas medusas poseen bioluminiscencia, la capacidad de generar luz. Las medusas del mar abismal suelen usar esta habilidad para atraer a sus presas. Sin embargo, la medusa atolla tiene un enfoque diferente: cuando es atacada, comienza a brillar como una bola disco, llamando la atención de todos los depredadores cercanos con la esperanza de que se coman a su atacante.
La bioluminiscencia de las medusas transformó la ciencia moderna. Un joven científico, Osamu Shimomura, buscaba la causa de su brillo. Tras varios intentos fallidos de hallar la enzima luciferasa, responsable de la bioluminiscencia en otros animales, se rindió y tiró su experimento al lavabo, el cual brilló azul. Ese accidente afortunado lo llevó a descubrir la proteína GFP, que le da su brillo a las medusas.
Años después, otro científico, Martin Chalfie, frustrado por no poder observar los genes y proteínas que investigaba, escuchó por casualidad sobre la proteína GFP. Entonces tuvo la idea de pegar el código genético de GFP con los genes que quería estudiar, haciendo que brillasen. Esto revolucionó la forma de estudiar genes y proteínas.
La bioluminiscencia de las medusas es causada por la proteína GFP, que revolucionó la forma de investigar.
La proteína GFP solo brilla de color verde, por lo que su uso era limitado. Entonces, Roger Tsien, otro gran científico, se dedicó a estudiar la proteína GFP y desarrolló nuevos colores de fluorescencia. Esto permite estudiar múltiples genes y proteínas al mismo tiempo.
Roger Tsien mostró su sentido del humor al nombrar cada color de proteína GFP. En lugar de usar nombres complejos, eligió nombrarles según colores de las frutas, como GFP banana, tomate, ciruela, o melón. Así que, en los laboratorios se puede escuchar a los científicos decir que están pintando las proteínas con banana. Todo un toque de surrealismo científico.
Dado que la proteína GFP se puede añadir a cualquier proteína, es posible crear animales fluorescentes. ¡Quién sabe, tal vez algún día incluso tú podrías brillar!
El único animal inmortal que conocemos es una medusa llamada Turritopsis nutricula. Esta medusa es biológicamente inmortal, ya que puede revertir su ciclo de vida y volver a su estado juvenil cuando lo necesita. Las medusas pasan por diferentes etapas: larva, pólipo, medusa. Mientras que todas las demás mueren al final de su vida adulta, las células de Turritopsis regresan a un estado de células madre mediante un proceso llamado transdiferenciación.
Los telómeros son parte de los cromosomas y funcionan como un reloj biológico. Cada vez que una célula se divide, sus telómeros se acortan, lo que eventualmente lleva a su muerte. Sin embargo, la medusa inmortal puede alargarlos para mantener su ADN protegido y “joven”.
Gracias a la gran cantidad de colores nuevos de GFP, podemos observar diferentes células, proteínas y genes. Observa esta bella imagen de las neuronas, cada una teñida con un GFP diferente. Para ver más imágenes y leer la historia visita este artículo, vale la pena solo ver las fotos: Weissman, T. A., & Pan, Y. A. (2015). Brainbow: new resources and emerging biological applications for multicolor genetic labeling and analysis. Genetics, 199(2), 293–306. https://doi.org/10.1534/genetics.114.172510
Estudiar los telómeros y la forma en que la medusa inmortal los regula podría ser clave para entender el envejecimiento, la vida celular e incluso el cáncer, ya que las células cancerígenas también tienen la capacidad de alargar sus telómeros y volverse inmortales.
Las medusas han sido uno de los animales que han ido al espacio. La NASA las seleccionó para estudiar su adaptabilidad a la gravedad cero. ¿Por qué elegir medusas? Porque comparten el sentido de la gravedad con nosotros. En nuestros oídos, tenemos unas pequeñas piedras llamadas otolitos, y las medusas poseen algo similar. Estas piedras caen con la gravedad, indicando la dirección de la gravedad al oído y al cerebro.
Algunas medusas son comestibles y una delicatessen de varios países asiáticos. Contienen un 5% de proteína y un 95% de agua y son ideales para dar consistencia a ciertos platillos.
Debido a que la medusa es hipocalórica, varios países la han utilizado como tratamiento contra la obesidad. Además, se ha observado que su consumo puede ayudar a reducir la presión arterial y mejorar la apariencia de la piel gracias a su alto contenido de colágeno.
Los geles de medusa son ricos en colágeno e inmunoestimuladores, lo que acelera la cicatrización y el cierre de heridas.
Las medusas Rhopilema esculentum son comestibles y un manjar de varios países asiáticos.
Referencias
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