Si hay una enfermedad a la que todo el mundo teme es al cáncer y con buena razón, puede ser mortal y es de las enfermedades con una gran capacidad destructiva, no sólo del cuerpo físico sino también de la esfera mental. No solamente puede arruinar la salud, también puede afectar severamente la economía porque los tratamientos y las estancias en hospitales es muy probable que acumulen gastos estratosféricos. Adicionalmente, asusta que los tratamientos no siempre funcionan porque cada caso es único. Además, es una enfermedad que difícilmente puedes prever, claro que hay algunos tipos de cáncer donde tus hábitos pueden ayudarte, pero otros simplemente pasan. Sería fantástico que fuese una enfermedad rara, pero no lo es. En México, según el INEGI, la tercera causa de muerte son los tumores malignos, en otras palabras el cáncer. Sin embargo, ¿sabes qué es el cáncer?, ¿qué diferencia existe entre un tumor maligno y uno benigno?, ¿por qué se desarrolla el cáncer? Puede que tengas dudas o curiosidad. Por ello, exploremos esta enfermedad, o mejor dicho, colección de enfermedades, ya que cada tipo de cáncer es en sí una enfermedad diferente, similar, pero con sus diferencias. Intentemos juntas entender mejor qué es esta patología.
Primero hablemos de su nomenclatura, porque es posible que un médico te haya bombardeado con ella o simplemente por curiosidad la hayas leído o escuchado. Por ejemplo, habrás escuchado las palabras neoplasia, tumor, cáncer, benigno, maligno y otras palabras mucho más raras, ya desde aquí todo es un poco confuso. Así que empecemos por descubrir qué significan estos términos. La primera palabra es neoplasia, la cual significa “crecimiento nuevo”, pero en el idioma médico neoplasia significa mucho más. Para un médico, una neoplasia significa un crecimiento excesivo y desordenado de las células a causa de alteraciones genéticas. El cuerpo siempre está haciendo nuevas células para reponer a las células viejas, pero en su labor es muy ordenado y frugal, el cuerpo no hace de más, no conviene gastar energía en células que sobran. En las neoplasias hay células excesivas y empiezan a alterar la arquitectura del órgano donde salen. En otras palabras, una célula muta y empieza a hacer muchos clones, todos con la mutación y como hay células de más, se pierde un poco el orden. Ahora bien, ¿qué es un tumor? La respuesta es que un tumor es exactamente lo mismo que una neoplasia, el término en su origen viene de tumefacción, que es el aumento del volumen de una parte del cuerpo a causa de la inflamación, pero hoy en día, tumor y neoplasia son exactamente lo mismo. Si bien el crecimiento excesivo de células suena mal, no todas las neoplasias son malas, por lo que entramos con dos nuevos términos que veremos a continuación.
Los lunares son un tipo de neoplasia común y benigna. Sin embargo, algunos pueden volverse malignos y llamarse melanoma. Mira esta imagen y las diferencias entre un lunar benigno y un melanoma.
Los otros dos términos que con frecuencia se utilizan son benigno y maligno. Cuando escuchamos benigno, entendemos que es un tumor bueno, que no es mortal y hasta cierto punto, esto es cierto, pero no al 100%. Benigno quiere decir que el aspecto del tumor, macroscópica y microscópicamente, es inocente. Es decir, que el tumor se queda “localizado”, sin propagarse hacia otros lugares, su arquitectura se asemeja al órgano sano, las células están diferenciadas y que se puede remover con una cirugía. Cuando hablemos de metástasis comprenderás mejor el término de “localizado”. Por otro lado, las células diferenciadas y la arquitectura simplemente te dice que aunque las células crecen sin control, éstas se aprecian normales. Por ejemplo, los lunares son un tipo de neoplasia benigna, donde hay una excesiva cantidad de células llamadas melanocitos, las células que nos dan color. Aunque un tumor benigno lo asociamos con poco riesgo, esto no siempre es verdad. Una neoplasia benigna puede ir acompañada de morbilidades añadidas que perjudican la salud. Por ejemplo, un tumor en el cerebro puede ser benigno, pero si aplasta al cerebro es un grave problema, incluso mortal. Por otro lado, está el tumor maligno y aquí entra el otro término que teníamos que descifrar: cáncer. Todos los tumores malignos en conjunto se llaman cáncer. Tal vez te preguntes por qué utilizan el término cáncer. ¿Acaso el cáncer no es un “cangrejo”? Utilizaron ese término porque los cangrejos tienden a adherirse obstinadamente a la zona donde se asientan, al igual que el cáncer. Un tumor maligno es lo contrario a un tumor benigno. Estas neoplasias no se quedan en su lugar de origen, se propagan a tejidos sanos, no se parecen al órgano original y sus células están sin diferenciar y es difícil quitarlos completamente del cuerpo. Las células se diferencian al crecer y madurar. Por ejemplo, una célula de la sangre inicia sin diferenciarse, pero a través de señales madura a alguna de las 9 células de la sangre y se transforma en una célula adulta diferenciada. Si una célula no se diferencia, termina siendo una célula maligna porque nunca llega a adulta, gasta recursos, no es ordenada y es incapaz de formar verdaderos tejidos y órganos funcionales.
Finalmente, veamos un último término que se utiliza que es la metástasis. La metástasis es la habilidad que tiene un tumor maligno de propagarse a sitios alejados de su punto de origen. Se puede pensar como una infección, donde un órgano con cáncer contagia a otro. Si regresamos a los términos benigno y maligno, nos daremos cuenta que la metástasis aplica sólo para los tumores malignos, porque el benigno se queda “localizado” en un solo lugar. Para saber si el tumor es maligno o benigno, se observa una parte del tejido llamada lámina basal. La lámina basal es donde se “paran” todas las células. Puedes pensarlo como un edificio, donde tu piso te separa del departamento de tu vecino de abajo. Los tumores malignos rompen ese piso y deciden que ahora son dueños de ambos departamentos. Esa pequeña lámina hace toda la diferencia entre maligno y benigno. Las neoplasias benignas puede que llenen su departamento, pero se quedan siempre en su espacio, en cambio un tumor maligno arranca el piso y decide invadir a sus vecinos.
Aquí puedes ver las diferencias entre benigno y maligno. Observa como el benigno está “localizado”, y sus células son redondas como las demás células sanas. Por el contrario, el tumor maligno se sale de su lugar y sus células no se parecen a las originales.
Ahora que hemos visto algunos de los términos más comunes con relación al cáncer, veamos por qué se desarrolla esta colección de enfermedades. La realidad es que el origen de la enfermedad es incierto y usualmente no se le puede contribuir a una sola causa. Por lo tanto, hablamos de una enfermedad multifactorial, donde muchos factores llevan al desarrollo de la enfermedad. Puedes pensarlo como talar un árbol, un solo hachazo no lo va a tirar, pero si empiezas a dar muchos golpes sin duda va a caer. Cuando una persona junta muchos factores de riesgo, su probabilidad de desarrollar cáncer crece. Así que veamos algunos de los factores que llevan al desarrollo del cáncer.
Empecemos por factores ambientales. Los factores ambientales son aquellos factores externos que tienen un impacto en nuestra salud y en este caso en aumentar la probabilidad del desarrollo de un tumor maligno. El primer factor ambiental a analizar son los agentes infecciosos, se cree que 15% de todos los cánceres se desarrollan a causa de un agente infeccioso. Por ejemplo, el virus del papiloma humano (VPH) aumenta el riesgo de cáncer cervicouterino y todo por llevar prácticas sexuales sin protección y no vacunarse contra el VPH. El consumo de cigarrillos es otro factor importante. Es el factor ambiental que más contribuye a la mortalidad prematura. El excesivo consumo de alcohol es otro factor ambiental que provoca cáncer, sobre todo de hígado. La obesidad aumenta el riesgo de cáncer en un 57% a comparación de una persona delgada. En las mujeres la historia reproductiva es un factor importante que puede ser protector, llevar un hijo o hija a término y amamantar, disminuye el riesgo de cáncer de mama, la neoplasia maligna más común en las mujeres. El siguiente factor a discutir es la edad. A nadie le gusta envejecer, pero es algo que termina pasando y es algo que no podemos modificar. Con los años, nuestras células envejecen y sus mecanismos reguladores empiezan a ser más flojos y puede que en algún momento una célula se salga de línea y empiece a reproducirse sin control. La edad también afecta al sistema inmune, tal vez creas que el sistema inmune sólo te protege de microbios, pero no. El sistema inmune protege de células cancerosas, los linfocitos buscan células que se vuelven cancerosas y las eliminan evitando que se conviertan en un tumor. Sin embargo, con la edad el sistema inmune cae y hay menos células inmunitarias y son menos efectivas, así que hay mayor riesgo de que una “celulita” se salga de control. Estos son algunos factores que influyen en el desarrollo del cáncer, pero existen más. Sin embargo, estos son los más comunes.
Algunas actividades aumentan el riesgo de cáncer, como fumar, beber alcohol y la obesidad.
Finalmente, están los factores genéticos. Nuestros genes ocultan una gran cantidad de información, en realidad tienen toda la información y en ellos podemos encontrar algunos que causan predisposición al cáncer. Por ello, podemos hablar de protooncogenes, oncogenes y oncoproteinas. Los protooncogenes, son genes que todos tenemos y se encargan de que las células se multipliquen, después de todo necesitamos hacer células nuevas. Sin embargo, pueden fallar. Cuando se salen de control hablamos de un oncogén y éste genera que las células se sigan multiplicando aun cuando no deban hacerlo. Esto porque el gen defectuoso produce oncoproteínas que mantienen activadas las señales de multiplicación. Un protooncogén puedes imaginarlo como un grifo de agua, se puede cerrar y abrir dependiendo las necesidades, pero cuando se vuelve oncogén, la llave se queda abierta y atorada causando que el agua se desborde. Entonces cuando falla un protooncogén terminamos con un oncogén que hace que las células no dejen de multiplicarse. No obstante, el cuerpo es muy inteligente y tiene un “freno de mano” en la forma de genes inhibidores del crecimiento, que pueden parar la multiplicación celular. No obstante, estos también pueden fallar. Tenemos dos copias de cada gen inhibidor de crecimiento, si falla una copia aún queda otra sana que hace todo el trabajo, pero si ambas fallan, no hay quién pare a las células en su multiplicación descontrolada.
¿Por qué fallan estos genes? Por una mutación. Recuerdas los factores ambientales. Sí, ¡qué bueno! Esos factores pueden dañar el ADN de las células y causar una mutación. Nuestros genes también pueden venir ya mutados, por ello existen cánceres familiares que se heredan. Hoy en día conocemos muchos oncogenes y muchos genes inhibidores del crecimiento celular. Con medicina genómica podemos encontrar si algunos de estos genes se encuentran mutados y con ello el paciente puede saber su riesgo para desarrollar cáncer. Esta información es útil para tomar las medidas necesarias junto con su médico de cabecera. En Nanolab hemos desarrollado la prueba True Oncotest, que detecta alteraciones genéticas en estos genes tan importantes. Tener alterados estos genes no siempre culmina en cáncer. Recuerda que existen muchos factores, pero sí aumentan la posibilidad de generarlo. True Oncotest es un estudio que proporciona al paciente tiempo e información valiosa para conocer cuál es su mejor opción clínica y para que pueda desarrollar un plan de acción, sepa cómo cuidarse y se mantenga atento haciendo chequeos continuos, para que si de desarrolla un tumor, éste sea encontrado tempranamente y tenga mayores tasas de éxito en su recuperación.
Daños al ADN aumentan la posibilidad de generar cáncer. Esto ocurre porque los mecanismos de multiplicación celular y diferenciación (maduración celular) se dañan.
Referencias
Juntos contra el cáncer. (n.d.). PANORAMA DEL CÁNCER EN MÉXICO. Juntos Contra el
Cáncer. https://juntoscontraelcancer.mx/panorama-del-cancer-en-mexico/.
Kumar V. Robbins y Cotran Patología estructural y funcional. España: Elsevier; 2015.
Shamah-Levy T, Vielma-Orozco E, Heredia-Hernández O, Romero-Martínez M, Mojica-Cuevas J, Cuevas-Nasu L, Santaella-Castell JA, Rivera-Dommarco J. Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2018-19: Resultados Nacionales. Cuernavaca, México: Instituto Nacional de Salud Pública, 2020.
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